ÉMILE ARMAND: Nunca he escrito nada que indique que nuestra concepción de la camaradería amorosa se ajuste a todo lo que conocemos sobre la historia del amor en nuestro entorno social.
A continuación, se explican un poco mejor nuestras ideas sobre el tema:
Primera. Es imposible que exista propietarismo sexual si la mujer es considerada semejante al hombre, si ambos se tratan como iguales y si cada uno se pertenece a sí mismo. El hecho de considerar al ser, total o parcialmente, como una propiedad es algo contrario a las ideas individualistas.
Segunda. Los sentimientos o la sensibilidad se pueden educar, de igual forma que otros procesos humanos. Creemos que los sentimientos no quedan al margen de la educación ya que pueden perfeccionarse, amplificarse según voluntad, haciendo uso de la memoria, del gusto, de los valores, etc.
Tercera. A nuestro parecer, la exclusividad y la uniformidad en el amor se fundamentan más en la tradición que en la razón y por encima de los intereses del individuo, persiguen la consecución de unos objetivos políticos y religiosos de carácter autoritario, además de denotar cierta pobreza y carencia sentimental o afectiva.
Cuarta. La concepción de la vida del anarquismo individualista excluye toda jerarquía de partes del cuerpo, de sentimientos o de formas de placer siempre y cuando no haya violencia, robo o fraude que pueda perjudicar a los otros.
Como puede observarse, no hacemos una abstracción del sentimiento, nosotros lo que pensamos es que el amor es susceptible de ser aprendido y de desarrollarse.