Según Iván Illich, hoy vivimos un exceso de intervenciones médicas. La medicina es uno de los más importantes conocimientos humanos pero más allá de determinado umbral se vuelve contraproducente; es la creciente medicalización de la sociedad lo que reduce la salud. Y hoy la medicina está regida por una cuestión económica: presupone que el mejor indicador es el nivel de “salud nacional bruto”, es decir, de distribución de los productos de la industria farmacéutica. Además, la medicina actual no quiere plantearse las causas del aumento de enfermedades, ya que estas causas constituyen la base misma de la sociedad y del sistema económico: ciudades masificadas, consumismo, trabajo precario y alienante, sobreproducción, contaminación y falta de cohesión social; todo esto genera estrés, frustración, angustia, falta de motivación y de alegría… lo cual se intenta solucionar con medicamentos.
La actual profesionalización de la medicina pone en riesgo el conocimiento popular y el conocimiento de cada persona sobre su propio cuerpo (y la capacidad curativa de este). A la vez, el sistema capitalista arrebata a las comunidades sus concepciones sobre la salud, la enfermedad y su tratamiento. Una verdadera invasión farmacéutica pretende convencernos de que no hay salud fuera de los procedimientos de la clase médica profesional. Un nuevo lenguaje, elaborado en las altas esferas sociales, impregna entonces la sociedad, reduciendo lo que constituye un punto esencial de cada individuo: su autonomía personal.
Iván Illich define la medicina moderna como el monopolio radical de los expertos: tecnócratas como los que más, desde los ministros de salud y los gerifaltes de las multinacionales farmacéuticas y biotecnológicas, pasando por parte del personal de clínicas y hospitales (médicos comprados por los visitadores de las farmacéuticas, personal sanitario sin vocación o sin pensamiento crítico). Illich aborda también temas como el diagnóstico y el estigma; y analiza, desde la antropología social, cómo percibimos y significamos el dolor o la muerte en nuestra cultura.
En el momento actual de pandemia decretada es más necesario que nunca recuperar la crítica de un pensador de la altura de Iván Illich. Con mayor motivo, dado el golpe que ha recibido el pensamiento crítico en los últimos meses por la manipulación social y el discurso mediático del miedo. Esta nueva edición de Némesis médica incluye otros artículos de Illich, un texto del autor reflexionando sobre el propio libro, una introducción de su discípulo Andoni Alonso y un epílogo de su discípulo David Cayley sobre el coronavirus.
La medicina actual ha degenerado, quiere ser dueña de toda nuestra vida: su ideal es la prevención absoluta, totalitaria; encomendará ilusamente a la genética el crear un cuerpo mudo: pura fuerza de trabajo y de consumo, aun sabiendo que el precio de destruir la capacidad curativa innata es la enfermedad degenerativa (medicalización permanente: crear un enfermo incurable).